La Iglesia de la Comunidad Metropolitana (ICM), tiene el compromiso de ser parte de las transformaciones de nuestra casa común: el planeta Tierra.
Dios nos ama a todxs por iguales… desde una hoja caída y seca de una rama, hasta la fresca agua de un río que corre libre como nuestros espíritus.
La Iglesia de la Comunidad Metropolitana (ICM), tiene el compromiso de ser parte de las transformaciones de nuestra casa común: el planeta Tierra. Nuestro lema es la luz que nos guía cuando pensamos que no podemos hacer más por la naturaleza: “Transformándonos, transformamos el mundo”.
Somos regalos de Dios… por eso la ICM tiene el compromiso de construir puentes de reconciliación con la Creación y la naturaleza toda. Como mismo celebramos la dignidad de las personas, debemos celebrar el cuidado de la Tierra. La ICM con sus múltiples colores y sus muchas espiritualidades danza eternamente con Diosa creadora y amada, su hijo Jesús y la Rúa santa y libre.
Nuestro papel es que cada unx de noxotrxs seamos semillas dispersas por todo el planeta; pequeñas semillas verdes a punto de retoñar, con la esperanza de besar todo lo verde que se ha perdido y poder abrazar con nuestro lenguaje todos los árboles del mundo.
A veces pensamos que nuestra misión en la Tierra no tiene sentido, pero Dios y la naturaleza conocen el fruto de un simple gesto de ternura, por ejemplo: vivir en paz con nuestros cuerpos y con nuestras almas, porque la felicidad no consiste en ser gordes, flaques, feos, lindxs, somos todxs importantes y amadxs ante los ojos del mundo. Guardar el nylon del dulce que nos comimos en la mochila porque no hallamos cestas de basura a nuestro paso, o pedirle permiso a la Madre Tierra cuando queremos arrancar una fruta de un árbol o la flor que nos gustó para darla de regalo.
El secreto para cuidar de la Tierra, no es más que vivir en armonía y la ICM tiene el compromiso de pintar de colores alegres todos los gritos de la misma ya que ha sido excluida y dañada por el egoísmo humano en su afán de creerse dueño del Universo.
El futuro está en tus manos. La generación que despunta un nuevo amanecer, es la que podría estrechar el contacto físico con amigos, madres y padres, que hoy permanecen aislados en el ciberespacio o atados a largas horas de trabajo, sin prestar a sus seres queridos la suficiente atención. Porque de nada sirve como dijera José Martí “tener mucho oro y poca alma”
Estamos a tiempo de salvar el planeta, porque la mejor cosecha de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana será seguir sembrando AMOR.
SOBRE ESTE AUTORA DE ICM: Yivy Cruz Suárez – Pastora Asociada, ICM en Cuba, tiene 38 años. Nació el 20 de julio de 1982 en la Provincia de Matanzas –Cuba. Estudió en el Seminario Evangélico de Teología de Matanzas y se desempeña como Pastora Asociada de la Iglesia Metropolitana en Cuba.